martes, 17 de marzo de 2009

Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto.
Es un refrán popular que viene de perlas al caso que comento.
Mi jefe, recibe de un amigo y compañero un correo pidiéndole por favor si tiene un tipo de información. Este a su vez me lo pide a mí y se lo envío. Es un trabajo de otra persona pero que tiene la información que busca.
Hasta ahí parece todo correcto. Le manda la información y le contesta pidiéndole otra serie de cosas, pero con la coletilla de que va a estudiar detenidamente el trabajo que se le ha enviado por ver si el autor del mismo “ha metido alguna cochinada entre líneas para comprobar si la gente se lo lee o no...”
Como odio este tipo de personas. No lo conozco (supongo), qué fácil es criticar sin pensar que el autor del trabajo se ha pasado horas dedicadas a ello con mayor o menor esfuerzo, pero sus horas en definitiva, para que luego alguien venga a decir si la gente lo lee o no, ¿es que acaso solo él es el listo? ¿Cuánto trabajo le ha costado a él? ¿Escribir un correo?
Ahora viene mi jefe pidiéndome la otra serie de cosas, que sí son fruto de mi trabajo y yo ¿qué hago?
Lo que imagináis, perderle el respeto y mandarlo al carajo

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