lunes, 12 de abril de 2010

NO ME MUEVE MI DIOS

Aunque de autor desconocido, se le asocia a múltiples autores (Santa Teresa de Jesús, Juan de Ávila, incluso a Lope de Vega), es una joya de la poesía mística española. Nunca el amor a Cristo crucificado había alcanzado tal grado de pureza e intensidad en la sensibilidad de la expresión poética, y eso le hace acercarse más a Santa Teresa, aunque no fuera su estilo el de los versos largos.
Ahora después de pasar la Semana Santa, no está de más seguir recordando a través de ésta oración.


"No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera."

No hay comentarios:

Publicar un comentario